-¿Qué
estai haciendo afuera? ¿Meditando?
-No,
mirando las hormigas.
Se fue.
Cuando
almorzamos me dijo:
-¿Por
qué estabai contando hormigas en la mañana?
-No
las estaba contando. Las estaba mirando. ¿Quién querría contar hormigas? Qué
fome.
-Mirarlas,
contarlas. Es lo mismo. Las dos son fomes.
-¿Cómo
podrían ser lo mismo? Uno puede mirar las estrellas y está bien, ¿pero quién
querría contarlas? Sólo un astrónomo o un imbécil.